Quiero celebrar el día mundialmente dedicado a la salud mental a partir de la exposición «La Nave de los locos, una odisea de la sinrazón«, que acoge el Centro Cultural La Nave de la Universidad de Valencia.
La exposición recorre seiscientos años de historia a través de la relación de la ciudad con los enfermos mentales y los espacios dedicados a ellos. El barco es una metáfora que recuerda a personas abandonadas a sí mismas, errantes y sin rumbo, a menudo burladas y golpeadas. La documentación histórica y científica expuesta procede de 1409 en adelante. No cualquier año. De hecho, es entonces cuando el padre Jofré se encuentra con un grupo de personas en la calle que maltratan a un discapacitado. Algo hace clic, su no indiferencia sienta las bases para el nacimiento del primer manicomio de Europa fundado por el propio padre.
Al concepto de asistencia médica se une el de caridad, y en poco tiempo el Hospital de ignoscents, foll e orats adquiere tanto prestigio que los médicos más competentes prestan allí sus servicios de forma gratuita. Era un centro de tratamiento de vanguardia, donde los métodos de contención se limitaban a los que podían hacerse daño, donde los pacientes trabajaban, iban a la playa y participaban en las fiestas del pueblo.
UNA EXPOSICIÓN REPLETA DE RELIQUIAS, TESTIGO DE 600 AÑOS DE HISTORIA
Muestran el universo «maldito» del manicomio las numerosas reliquias, vestigios, objetos, cuadros, cerámicas, libros, cómics. Material expuesto gracias a la contribución de más de 60 organizaciones públicas y privadas que nos dan las distintas caras de la «locura». Hay obras de artistas clásicos como Joaquín Sorolla, Francisco de Goya, José Vergara, así como de artistas contemporáneos como Equipo Crónica, Genovés, Artur Heras, etc.
Encargada por el psiquiatra y filósofo Cándido Polo y Ana Hernández, doctora en Bellas Artes y arteterapeuta, la exposición tiene lugar en las dos salas principales del Centro La Nau: Acadèmia y Estudi General. También se extiende a otros espacios como la Sala Oberta y el Claustro, el Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero, en el Palau de Cerveró. Veámoslos en detalle.
La sala de la Acadèmia nos lleva de la «demonización tradicional de la locura a su posterior santificación«. Las personas pasaron de ser estigmatizadas a ser consideradas como enfermos que necesitan ayuda. Aquí podemos ver las dos principales instituciones valencianas que permitieron esta transición: el ya mencionado Hospital de los Inocentes y el Hospital General. Se trata de un tipo de iniciativa asistencial que se tomará como modelo en el mundo occidental y en la América colonial.
En la sala del Estudio General, el recorrido continúa por los objetos de los últimos treinta años del siglo XIX. Desde el traslado temporal al Convento Franciscano de Santa María de Jesús y su polémico cierre, hasta la construcción del Hospital Psiquiátrico de Bétera, un modelo hospitalario considerado un fracaso por la OMS.
Arte y salud mental: 113 espejos para mirar más allá
Las artistas Patricia Gómez y María González presentan, en la Sala Oberta, la instalación «Espejo del mundo». Una obra de 2017 que investiga el manicomio como espejo de la sociedad, destacando su fracaso como estructura de aislamiento. El proyecto recupera 113 espejos originales del centro de Bétera y cuestiona la concepción histórica y social de la locura como una condición simétricamente opuesta a la razón. Una obra extremadamente poderosa, la de ellas. Aunque el espejo nos refleja con cierta opacidad, parece situarnos en otro tiempo, pero sobre todo en el espacio del psiquiátrico. Otra versión de nosotros mismos está ahí y nos mira fijamente, más allá de un muro invisible que no le permite habitar la sociedad.
En el Palau de Cerveró encontramos la sección «La piedra de la locura. Una historia de la terapia psiquiátrica», una exposición comisariada por Enric Novella y Javier Balaguer. Aquí surge la evolución de la salud mental a nivel terapéutico. Desde los primeros remedios a base de plantas hasta la aparición de la psiquiatría, pasando por los años 50, cuando surge la psicofarmacología. Podemos observar un cráneo perforado o un dispositivo magnetoeléctrico de la mitad del siglo XIX. La exposición reúne modelos de aparatos de electroshock producidos por la empresa valenciana Millás Mossi en las décadas centrales del siglo XX: Electroconvulsor JR, Aparato Millás, Altershock, Smallshock, Shocket y Petit-Shock.
La exposición, bien documentada y rica en testimonios, es gratuita y permanecerá en el Centro Cultural la Nave hasta el 23 de octubre de 2022.