Valencia es una ciudad que da que hablar. En las fiestas de diciembre, la ocasión era el belén. Instalados en palacios e iglesias, verdaderas obras maestras de artesanía, fueron protagonistas de recorridos turísticos para creyentes y no creyentes. Una oportunidad también para visitar palacios habitualmente cerrados al público como el Ayuntamiento y el Palau de la Generalitat.
Lejos de la clásica cabaña con los personajes posando, de hecho, a veces había que hacer un esfuerzo para encontrar la natividad. Cada uno de ellos contaba una historia que iba más allá del propio nacimiento, gracias también a la aportación de la Asociación de Belenistas Valencianos.
Vi, por ejemplo, a una María tumbada en el suelo con el brazo y la cabeza apoyados en la cama, tan cansada como cualquier mujer después de dar a luz. O, un insólito José sosteniendo a Jesús en brazos, y de nuevo: el paso a Egipto, los romanos, los artesanos. En este sentido, el belén instalado en el interior del Mercado Central era muy detallista. Con el agua fluyendo, alguien sacando un pez, puestos de venta de telas, flores, el huerto, tiendas beduinas. Una obra en la que participaron los propios expositores del Mercado.
La figura del «caganer» en los belenes catalanes
La iglesia de San Nicolás de Bari y San Pedro Mártir, también conocida como la Capilla Sixtina valenciana por los frescos que decoran sus bóvedas, albergaba un belén vertical de seis metros de alto y cuatro de ancho. Pero el belén que más me impresionó fue el del Palau Marqués De Scala, montado dentro de un vagón de una tranvía en miniatura de los años ’30, cuyos destinos eran Belén y Nazaret. Un homenaje a un medio que conecta barrios y personas, con motivo del Año Internacional del Ferrocarril. Entre los belenes itinerantes, los napolitanos, los estudiados hasta el más mínimo detalle, paradójicamente, el belén menos atractivo era el de la plaza de la Reina, donde está la catedral.
Es interesante una figura particular típica de la cultura catalana, colocada dentro del belén como buen augurio: el caganer. Un hombre en cuclillas, vestido de campesino, con la intención de hacer caca. Símbolo de igualdad, al fin y al cabo defecar une a todos, y de fertilidad, a lo largo de los años ha adoptado la forma de varios personajes famosos, entre ellos el Papa.
Un belén «espectacular» en Xátiva y Alicante
Permaneciendo en la Comunidad Valenciana, cabe destacar el belén monumental más grande de España, que se instala en Xátiva. Realizado con materiales reciclados por artistas falleros, con personajes de tamaño natural, se ha convertido en un destino turístico que atrae a decenas de miles de visitantes cada año.
Eso no es todo, sólo tenemos que alejarnos un poco para encontrar, en Alicante, el belén más grande del mundo. Desde 2019 figura en el Libro Guinness de los Récords, con figuras de casi veinte metros de altura y seis ángeles gigantes repartidos por la ciudad. Sin duda, el belén se ha convertido en una atracción turística de eco no sólo nacional, sino también internacional.
La espectacularización forma parte de la cultura valenciana, y lo importante no es tanto la temática de la fiesta como el pretexto para divertirse y mostrar el propio arte.