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Paco Roca: un cómic sobre la vejez

residencia ancianos

Arrugas, el cómic sobre ancianos que dio la vuelta al mundo

Paco Roca, escritor valenciano, decidió abordar el delicado tema de la vejez con el cómic Arrugas. Publicado inicialmente en Francia y luego traducido a numerosos idiomas, entre ellos el italiano por Tunué, tuvo un gran éxito. Arrugas ganó varios premios, vendió 80.000 millones de ejemplares en todo el mundo e incluso fue llevada al cine.

Emilio, un anciano director de banco, padece Alzheimer. Se da cuenta de ello cuando la enfermera de la residencia en la que está ingresado cambia su medicación por la de otro paciente en una fase más avanzada de la enfermedad. Una distracción nada banal que revela al protagonista lo que está ocurriendo con su memoria.

Junto a él está Antonia, que esconde todo lo que puede acumular para dárselo a su sobrino cuando la visita, como una pastilla de jabón, un sobre de ketchup y otras pequeñas cosas que hablan de su vida cotidiana. La Señora Rosario se pasa el día mirando por la ventana convencida de que está en un tren que se dirige a Instambul. Dolores cuida de su marido Modesto, la señora Sol siempre está buscando un teléfono para llamar a sus hijos, pero sobre todo está Miguel, el coprotagonista de esta historia contada con una ironía conmovedora.

Amistad en la residencia de ancianos

Emilio acaba de llegar a la residencia de ancianos, todavía está confuso, busca nuevos puntos de referencia para organizar su vida cotidiana mientras los recuerdos se le escapan cada vez más deprisa. Miguel le toma bajo su protección, le muestra la rutina de ese heterogéneo grupo de ancianos que se encuentran compartiendo una parte de sus vidas al vivir juntos. Los temas de conversación giran en torno a los achaques, las dificultades físicas, la medicación y, sobre todo, el pasado.

Así, un poco en el sillón frente al televisor, un poco en clase de gimnasia, un poco en la biblioteca, se llega a la noche. Una de las imágenes más impactantes se refiere precisamente a esta parte del día: cuando los residentes hacen cola para esperar a que los acuesten. En esa espera aflora toda su fragilidad, y en cierto modo también la de aquellos que siguen viviendo su vida fuera y que impotentes sólo pueden observar las marcas que deja el tiempo.

No sólo eso, emerge con fuerza el acto de cuidado de Miguel hacia su amigo: cuando pega tarjetas a cada prenda para que pueda leer sus nombres. Cuando le hace escribir unas frases en la mano para pasar la revisión médica y no subir al piso de arriba, donde están los casos más graves. Entre las vicisitudes del grupo de ancianos, que Roca pinta con gran sentido del humor, hay una gran vitalidad.

El encuentro con Paco Roca

Sus mentes, por muy luchadoras y nubladas por las pastillas, siguen teniendo la voluntad de crear algo. En su dinámica hay compañerismo, complicidad, hay ganas de cambiar el mundo porque «es algo demasiado serio para dejarlo en manos de los jóvenes«. Con la experiencia de un adulto y la temeridad y los ideales de un niño, transgreden las normas de una forma torpe que pone de manifiesto toda su ingenuidad.

A medida que pasa el tiempo, Emilio empeora inevitablemente. A pesar de todos los esfuerzos de Miguel, lo trasladan arriba. Aquí sucede algo que afecta a nuestro lado más profundamente humano. Ocurre en nuestro interior, sin necesidad de que nadie hable. De hecho, el autor nos deja las imágenes sin necesidad de añadir palabras, acompañándonos suavemente hacia el final de la historia.

Foto de grupo del Círculo Literario Valenciano, con el escritor Paco Roca, tercero por la izquierda. A continuación, el coordinador Paco Inclán.

Leí Arrugas mientras participaba en un círculo literario celebrado en la Biblioteca Pública de Valencia, coordinado por el escritor Paco Inclán. La multiculturalidad de los participantes puso de manifiesto diferentes enfoques del tema, aquí os cuento esa experiencia. Al encuentro también asistió el escritor Paco Roca, que también estará presente en la próxima Feria del Libro de Turín.

¿Cuál fue su percepción cuando entró en las residencias de ancianos para conocer cómo vivían?

Fui a visitar residencias de ancianos gracias a una amigo enfermero. Me impresionó mucho, sólo podía pensar que era un lugar para ancianos, un «olvidadero». Las instalaciones, con muchas comodidades, parecían pensadas más para los miembros de la familia que para los huéspedes. Tuve la impresión de una gran isla en la que habían naufragado varios barcos. Me impresionó el vínculo de amistad que se creaba en el interior, al mismo tiempo, surgió cierto egoísmo, me pregunté: ¿es aquí donde acabaré cuando sea viejo?

A la pregunta de cómo sería hoy una nueva versión de Arrugas, Roca responde: He visto a mis padres envejecer, enfermar y morir. He visto la vejez de cerca; si lo reescribiera hoy, habría mucha menos poesía.

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